Cada vez es mayor la información que los productos
alimentarios deben contener en sus etiquetas. Datos nutricionales, presencia de
alérgenos, país de origen del etiquetado, incluso el tamaño de la fuente, todo
ello está regulado en aras de que el consumidor tome una decisión de consumo
más precisa y equilibrada.
A ello también contribuye la última revisión de la pirámide
nutricional, incorporando lo que podrían ser “ítems” de vida saludable, como mantener una actividad física
diaria, un equilibrio emocional o unas técnicas culinarias sanas. Y manteniendo la
dieta mediterránea como referencia alimentaria fundamental.
Esta última idea propició la creación de un juego, titulado por mi
como “Compone la pirámide!” que, de una manera un poco más lúdica, permite poner
en acción y asimilar todas esas referencias.
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